Ciudad sin secretos
Hay una ciudad sin secretos,
lecho insurrecto de cielo gris,
paraje de lluvias y sol sin pretextos.
Una ciudad extraña de corazones opuestos,
de almas andantes sin destino cierto.
de pecados fugaces y heridas mortales.
de sueños audaces y logros reales.
Una ciudad extraña de regazo abierto,
maleficio errante de crepúsculo eterno,
polvo salvaje cubierto de enojo,
destierro acre sabor a despojo.
Hay una ciudad sin secretos,
danza rebelde de besos tiernos,
tierra de inviernos y sol sin tormentos.
Una ciudad extraña en un mundo terco,
causa y efecto de un mismo gesto.
Tardes flameantes le sirven de techo,
vértigo efímero de sus recuerdos.
Hay una ciudad sin secretos,
de lejanos puertos y barcos sin velas,
rumor de naves en aguas serenas.
Una ciudad extraña de perpetuo encanto,
desvelo fortuito de quienes llegando
amparan sus llantos que van olvidando.
Y grande el empeño va conquistando,
el negro viscoso de la tierra brotando.
Hay una ciudad sin secretos,
espera paciente de la fortuna,
olvido silente que nos tortura,
destino siguiente la sepultura.
Si alguna vez brilla en la oscuridad
Si alguna vez brilla en la oscuridad,
no te asustes, no es fantasma, ni espectro alucinante,
es la ciudad con su traje intimidante.
Somos dos los trashumantes,
ángeles perdidos siguiendo caminantes,
veladores de sueños que se esfuman vacilantes.
Si alguna vez lo supieras,
que en tu mirada penetrante,
dos lunares se dibujan en un destello distante,
hechizo afortunado que la noche va ganando,
en este azar rutilante de abstraídos navegantes.
Si alguna vez brilla en la oscuridad,
no te asustes, no es dislate, además de la ciudad,
también deslumbran tus ojos adorables
Dime por qué
Por qué me riñes por cosas que no he dicho,
por la mirada que no he hecho,
por el pensamiento que no he tenido,
por la intención que no he parido,
por el silencio de hecho aprendido.
Por qué me juzgas sin sentido,
en cada mañana desprevenido,
como si el afecto se hubiera perdido,
después de tanto invertido.
No me niegues mi amor,
después de tanto calor,
que luego de años vertidos,
aún conserva el fragor,
al ver tus ojos negro encendidos
Mi suegro es un filosofo
Uno se escucha viejo sin que el pensamiento lo sepa, sólo es que el cuerpo no
responde, pasamos en la vida varias edades, de niño todos nos cuidan y miman,
de jóvenes revolcamos el mundo en un segundo, y hasta llegamos a ser la
vanguardia de un mundo que no existirá jamás, en la madurez nos vamos haciendo invisibles
y, finalmente, todos de viejos, desaparecemos como la brisa que hace un rato acarició nuestra piel añeja.
Ven te quiero conocer,
que no es lo mismo vestir un traje gris,
que verse uno gris.
Ven te quiero conocer,
que no es lo mismo hacerse uno invisible
que no dejarse ver.
Ven te quiero conocer,
que no es lo mismo hacerse viejo,
que desmayar el entrecejo,
ante el oscuro amanecer.
Confesiones
Salgo al pasillo, la soledad me aturde, en el vestíbulo miro las escaleras; las plantas creciendo en los materos con la ilusión de un día; las paredes, arriba, abajo y a los lados pareciendo cárcel, el silencio me invade, si pudiera dibujarlo sería como una niebla moviéndose lerda.
Me estoy quedando sin vecinos, se han ido todos o casi todos.
Un grillo asalta la noche, canta solitario como el tono de un celular que nadie atiende,
la calle desierta, las estrellas ausentes y un calor que sofoca las horas.
Mi país se apaga.
Edinson Martinez
@emartz1