La parroquia Venezuela
Edinson Martínez
@emartz1
Este jueves 4 de junio pasado, estuvimos en la parroquia Venezuela.
Escuchamos las angustias de sus habitantes, de dos sectores en particular,
Leonardo Ruiz Pineda y Américo Araujo, aunque había personas de diferentes
sectores. Cada una de ellas habló de su historia en esta parroquia olvidada e
ignorada. Es la parroquia, es bueno recordarlo y hacerlo saber para quienes no
viven en nuestro entorno, que se
encuentra por debajo de las aguas del lago de Maracaibo, y protegida desde los
inicios de la explotación petrolera, por
el célebre dique costanero o muro de contención de Lagunillas. Esa parroquia es hoy un escenario gigantesco de dolor, y de abandono al límite de la desesperación.
Han transcurrido 20 años del censo que Ducolsa hiciera en 1995 para determinar
claramente cuántas familias vivían en la parroquia, qué sectores ocupaban y cuáles sus condiciones socioeconómicas, con base a ello ha debido realizarse,
entiendo que así es, la planificación
para su reubicación masiva en varios años.
Allí, en esa mañana de sol picante de este jueves, vimos y escuchamos a personas decir: " yo
soy del censo del 95' "
Este proceso iniciado en 1993 con la creación de la citada empresa por
decreto presidencial, únicamente para realizar el trasvase de personas a
lugares seguros y en condiciones de vida dignas, este gobierno la convirtió en
una empresa nacional, y posteriormente
la adscribió a la Misión Vivienda. Ahora hace o puede hacer viviendas en
todo el país, y su objetivo principal, para el que fue creada, ocupa un lugar
subalterno, vale decir, subalterno también, el deseo de miles de personas de
ser reubicadas dignamente.
En esta parroquia no hay servicios públicos decentes, las escuelas son
ruinas en pie, sostenidas muchas de ellas por las precarias ayudas que reciben
del afecto popular y del gobierno municipal. Cuando llueve, el agua arrasa con
los enseres modestos de muchas familias, varias de ellas, para decirlo
benévolamente, han perdido en una noche
de lluvia, el esfuerzo de toda una vida para procurarse sus humildes
pertenencias. La inseguridad les
arrebata, cuando no la vida, el escaso patrimonio familiar, y en especial, la
tranquilidad para sobrellevar lo que ya es una vida de incertidumbre.
Ducolsa ha entregado viviendas a personas que no son de la parroquia
Venezuela, a trabajadores petroleros, como parte de sus planes de vivienda, lo
ha hecho colocando en segundo plano las familias que con prioridad necesitan de
la reubicación. Han, ciertamente, trasladado algunas familias, probablemente
una cantidad importante al complejo habitacional bautizado como “Ciudad
Fabricio Ojeda”. Pero debe uno preguntarse: Por qué hay familias del censo del
95' aún pendientes por reubicarse? Cuáles
son los criterios de reubicación, cuando hay sectores donde se trasladan solo
una parte de ellos, y el resto de las familias quedan desamparadas y a merced
de la inseguridad y las penurias de la zona? Por qué otorgan viviendas a
trabajadores de PDVSA bajo la figura del plan de viviendas, sin antes atender
prioritaria y masivamente, la reubicación de poblaciones que viven en condiciones
de tan vergonzante miseria? Cuándo finalmente será mudada totalmente la
parroquia Venezuela, es decir, cual es la planificación para este objetivo, a
fin de que las personas puedan saber finalmente cual será su destino?
De aquellos años en que comenzó a hablarse de la subsidencia en esta
parroquia, y de las previsiones que los gobiernos de entonces hicieron para
ejecutar la reubicación masiva, han transcurrido más de 20 años. Recuerdo con
claridad esos días porque nos tocó en sus inicios impulsar ese proceso.
Recuerdo con mucho cariño al diputado Anselmo Natale, ya fallecido, hombre
perseverante, y ensimismado en sus compromisos, quien viendo el escenario de desolación
de toda la parroquia de aquellos tiempos, y el latente peligro que significaba
estar viviendo bajo las aguas del lago, asomó la idea de un proceso como este. La primera reunión
donde se trató el tema, con una
concurrencia, muy pequeña, pero representativa de los sectores Tasajeras I y
II, Campo Mio I y II, Altagracia y Turiacas, fue el 22 de marzo de 1990 a las
seis de la tarde, en el antiguo local o sede de la Cooperativa de la Cecosezul,
en la carretera Nacional, como bien recuerdan muchos, frente al sector conocido
como El Playón, en Tasajeras. Creo que allí comenzó todo, naturalmente, era
como exagerado o especie de misión imposible, pero, en efecto, tiempo después la
idea fue cobrando fuerza con el apoyo de otros diputados del antiguo Congreso
Nacional, especialmente, la Comisión de Asuntos Vecinales.
No dejo de lamentar el lento andar del progreso en nuestra región, en el país
en general, donde cualquier - y dejo
constancia que la reubicación no es cualquier cometido - obra o proyecto gubernamental cuesta varias
generaciones de venezolanos verlo cristalizar, se nos va la vida esperándolo,
algunos, muchos para mejor decir, no llegan a tener la fortuna de verlos, se
nos quedan en el camino. No hay razón para ello en los tiempos que vive la
humanidad, algún sentido tendría que tener que hayamos tenido la suerte de
vivir entre dos siglos de grandes avances para el hombre. Luego de tantos años
en esto, y a la luz del despelote que vive el país, no abrigo mucho optimismo
sobre el porvenir inmediato de estas miles de familias. Ojalá me equivoque,
cuanto quisiera equivocarme y comerme mis palabras, pero en momentos en que la
propia Ducolsa no quiere atender a las personas afectadas, y las deja al
recurso desesperante de la opinión pública, el futuro inmediato, y el de largo plazo, no luce esperanzador. El único
camino posible es la lucha de los afectados, su reclamo perseverante y su voz
altanera que inspira la justicia. No se dejen engañar por nadie, desconfíen de
las soluciones fáciles y los discursos gritones, de la promesa politiquera, y
menos transijan con el chantaje. Mi solidaridad con todos ellos desde la humildad de mis capacidades.
Nota: La fecha de la reunión fue el 04-06-2015