“La más noble función de un escritor es dar testimonio, como acta notarial y como fiel cronista, del tiempo que le ha tocado vivir”.

Camilo José Cela

sábado, 8 de mayo de 2010

La novela que Borges no escribió

Casi cuatro páginas manuscritas con una letra tan minúscula que hace falta una lupa para leerla, el relato inacabado de los desheredados nietos de un héroe de la guerra de independencia, un manuscrito inédito que podría ser la novela que no quiso escribir el padre de todos los cuentos. Jorge Luis Borges empezó y abandonó un texto que hoy reflota entre los documentos que sobre el argentino posee el Harry Ransom Center for the Humanities de la Universidad de Austin (Tejas, EE UU). El manuscrito no tiene ni fecha ni título, pero se calcula que lo escribió en 1950. El título con el que se le identifica es Los Rivero.

El crítico y profesor de la Universidad de Brown Julio Ortega lo descubrió en lo que él califica su "peregrinaje por la pasión borgiana". "Todo lector de Borges busca las fuentes, las primeras ediciones, los manuscritos... Reconocí la letra, que en este manuscrito revela el progreso de su ceguera. El manuscrito de El Aleph, que está en la Biblioteca Nacional de Madrid, es mucho más legible que este". Para Ortega, Borges abandonó Los Rivero cuando se dio cuenta de que no era un cuento sino una novela que le exigía extenderse. Descreído de un género del que huía y renegaba, dejó de lado su relato. "Se trata de la historia de los nietos de un coronel que peleó como lancero en las guerras de la independencia americana. Estos nietos viven en la pobreza y en la marginación. Son los descendientes de los fundadores de la República que han perdido la República. Viven en una melancolía amarga, viven en la memoria del héroe, del bien perdido, en un estado fantasmagórico, en el culto al pasado".

El texto manuscrito de Los Rivero arranca así: "Hacia 1905, la cancel de hierro forjado había cedido su lugar a una puerta de madera y cristales y bajo el llamador de bronce había un timbre eléctrico, ahora, pero en general la casa de los Rivero -con el zaguán oscuro, con los patios de baldosa colorada, con el aljibe inútil y con una higuera en el fondo- correspondía con suficiente rigor al arquetipo de casa vieja del barrio Sur, y el espectro del coronel Clemente Rivero (que murió, desterrado, en Montevideo, dos meses antes del pronunciamiento de Urquiza) lo habría identificado sin mayor dificultad".

El texto íntegro formará parte de una edición de lujo que verá la luz este 25 de mayo. Un total de 100 ejemplares que incluyen un facsímil del manuscrito, su transcripción, fotografías y una serie de dibujos del argentino Carlos Alonso inspirados en el relato. A cargo del Centro de Editores, el proyecto ha contado con la colaboración de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges. "Hemos querido conmemorar así el Bicentenario de la Revolución de Mayo Argentina", apunta su editor, Claudio Pérez Míguez.

"María Kodama lleva mucho tiempo intentando reunir todos los manuscritos de Borges", continúa Ortega. "Lo más probable es que este texto fuera a parar al Centro Ransom de manos de un amigo o traductor de Borges, o quizá lo vendiera uno de sus sobrinos a un anticuario y el Centro lo acabó comprando". Ortega asegura que es fácil, una vez que uno se acostumbra, descifrar la letra de Borges. "Es muy interesante cómo al estar casi ciego su letra, que era preciosa, se vuelve aún más simétrica y muy cerrada. Escribía de memoria".

En su minúscula letra, escribe Borges: "Es sabido que la historia argentina abunda en glorias familiares y casi secretas, en próceres que llegan a ser el nombre de una calle; tal vez no huelgue recordar al lector que el coronel Rivero fue el héroe de la primera carga de Aturia, título que en vano le niegan todos los historiadores venezolanos, víctimas de la envidia y del localismo, y que defienden con razones irrefutables los argentinos amantes de la verdad. En el desorden de las guerras de la independencia de América, el coronel Rivero tuvo un claro momento de gloria, cuando "lanceó a los godos" y decidió la suerte de una provincia; sus bisnietos guardaban con piedad y con justificadísimo orgullo el hierro de la lanza que blandió entonces".

Borges llamó a Los Rivero "crónica", crónica histórica sobre unos huérfanos de los que hoy sólo sabemos que siendo "descendientes directos de los guerreros que la habían fundado y defendido no contaban ya para nadie".
Fuente: www.elpais.com

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